Carreta Pura

Este blog es sobre Guacarí, Cali y sobre algunas de las historias que flotan en la cotidianidad. Relatos, bitácoras y a veces algunas cartas.

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Sin duda, uno de los textos más leídos tras la publicación de Revista Carreta en el municipio de Guacarí, Valle del Cauca, es el titulado 'Un hombre normal', la historia de Jhon Jairo Echeverry, conocido como 'La Mayra', uno de los homosexuales más visibles y señalados de este pequeño pueblo del centro del departamento.

Este texto es el resultado de una entrevista colectiva en la que participaron todos los integrantes del equipo de Revista Carreta, la cual fue guíada por Erika Mantilla Sánchez, estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Valle. Esta es la famosa historia de La Mayra:


Un hombre normal
Por Erika Mantilla Sánchez
Entrevista Colectiva durante los talleres de Proyecto Carreta

Jhon Jairo Echeverry. Fotografía de Camilo Osorio / Revista Carreta.
Jhon Jairo es un hombre, normal habría que decir, de 42 años, tez trigueña y facciones caucásicas. Con cinco dedos en cada mano, que asiste cada domingo a misa y que se santigua siempre que suena la sirena al medio día en Guacarí. Nació allí sí, pero es guacariceño por convicción más que por cualquier otra cosa, entonces, asumir que Jhon Jairo es un hombre normal, apenas si es lógico y eso precisamente, no quiere decir que lo sea.

 -A mí me criaron mis abuelos. Una vez, me dijo mi abuela molestando que me iban a entregar a mi mamá pero me lo tomé en serio, en ese entonces yo tenía ocho años. Yo me entré llorando para atrás y me encontré una botella de veneno, me acuerdo tanto que era Baygón y  me lo tomé. Al rato de no encontrarme me buscaron y me vieron por allá desmayado, convulsionando. Cogieron conmigo para el hospital, mi abuela llorando asustada porque ella lo había dicho molestando.-

Debe ser muy difícil ser un niño normal después de eso y sin embargo Jhon Jairo lo fue. Hizo todas las cosas que hace la gente a los ocho años en Guacarí, hasta que la gente empezó a decir que había algo  en él que no era completamente normal.

 -Fue algo siempre con respeto, de ellos hacia a mí y yo hacia ellos a pesar de que yo siempre estaba en presentaciones, me gustaba la fonomímica. Empecé cantando, luego obras de teatro. Me metí a la Cruz Roja porque siempre me ha gustado la labor social y fue algo muy bonito. Por esa época querían volver el colegio mixto y nos pasaron a cinco de allá para el colegio de niñas. Eran sólo niñas y la verdad para mí eso sí fue tenaz. Antes éramos la cantidad de hombres, entre comillas yo y ahora ese poco de niñas. Nosotros cinco perdidos. Duré seis meses y pedí el cambio porque no… la verdad no me sentí bien. Me llevaba bien con ellas y uno hace amigas pero yo sabía la inclinación mía, entonces pedí traslado otra vez.-

La adolescencia de Jhon Jairo llegó como todas, con una voz más gruesa y pelitos en la cara. Él planeaba ser un “sardino” que recorre el pueblo en bicicleta por un buen tiempo pero a los trece años alguien decidió que las cosas cambiaran.

La Mayra haciendo fonomímica en un evento
 del Coliseo Municipal de Guacarí, 10 años atrás.
Foto archivo Revista Carreta
 –La primera vez que me violaron fue cuando tenía trece, alguien que pertenece a una familia muy influyente del pueblo. Yo le conté a los de mi casa y ellos no supieron que hacer, luego el papá del muchacho fue hasta mi casa a disculparse. Eso es tenaz pero yo lo deje así, pues porque qué podía hacer. La segunda vez fue muy difícil y a partir de allí las depresiones fueron más fuertes, esa vez me violaron nueve hombres, todos eran del pueblo, algunos hijos de papi. El papá de uno de ellos fue hasta mi casa en un 31 de diciembre amenazándome, diciéndome que me tenía que ir de Guacarí. Yo de una le contestaba, que por qué era yo el que se tenía que ir, si soy nacido y criado aquí. Me marcó mucho que la comunidad guacariceña iba y me visitaba y me decía que eso era denunciable, gente que no me conocía fue, se presentó y declaró a mi favor. Yo dije que no me iba porque no debo nada, no he hecho nada malo, a mí fue el que me hicieron el daño. Si se tienen que ir, se tendrán que ir ellos.-

A partir de ese momento se hizo un hombre, el hombre normal que es hoy. Un hombre fortalecido por el dolor que cree en el valor de trabajo duro y en comunidad. Un hombre que sabe que ante las adversidades no hay más opciones que seguir caminando. Un hombre normal como todos los hombres normales que pueden caber en un pueblo donde se le reza a la Virgen y se crece en familia. Un hombre que igual podía seguir sufriendo.

 -Eso fue una navidad. Estábamos en la casa cuando llegó mi mamá, venía con su esposo (que en paz descanse) y ya venían tomados. Me dijo, ve compremos una botella, yo fui y le hice el favor. Siguieron tomando, se emborrachó más de lo que estaba. Cuando llegó mi hermano y me formó el show, que yo los había emborrachado. Mi hermano y yo hemos tenido de pronto discusiones pero nunca tirarnos. Ese día nos dimos y para mí ese día el mundo se acabó, eso fue horrible a la final se llevó a mi mamá. Los vi salir y me senté en el andén a llorar. Me fui quedando solo enfrente de la casa cuando de repente me quedé en blanco. Me entré a la casa y había una botella de vino que tenía gasolina, la habían pedido del vecino para hacer el dulce. Entré a la cocina, saqué los fósforos y mi tía cerró porque creyó que yo me iba. Tenía un pantalón de drill que eso es como un chicle. Un vecino que fue el que salió, me vio prender el fósforo y dijo ve pero este no fuma. Yo me eché la gasolina y me tiré el fósforo. Eso fue tenaz porque yo estuve tres meses hospitalizado, fueron quemaduras de tercer grado. De mí no daban un peso porque yo entré en shock y no me acuerdo de nada. Entonces dicen que el vecino fue el que salió, que me apagaron con una sábana. Lo único que dice la enfermera es que era tanto el shock que en la ambulancia lo único que yo decía era a mí nadie me quiere, nadie me quiere. A las cuatro y media de la tarde del otro día reaccioné.-
La Mayra. Fotografía de archivo de Revista Carreta.

Luego viene el amor.  A veces luego, a veces justo en la mitad de una tragedia, a veces cuando uno no lo quiere o no lo necesita. A todos los hombres les pasa y Jhon Jairo, un hombre más, no es la excepción.

- Me he enamorado es decir, uno se enamora una vez y después se enamora de otras formas. En estos momentos me está pasando algo que es como  si hubiera muerto y hubiera vuelto a nacer. La pareja que tengo ahorita (llevamos año y siete meses)  de pronto con las otras parejas que yo he tenido han tenido mujer o han tenido novia pero la persona que tengo ahorita está solo desde que lo conocí y de pronto nos han pasado cosas a él y a mí que ni siquiera nos han pasado con otras parejas. Entonces me siento como si me hubiera enamorado por primera vez, pues no faltan peleas pero nos ayudamos en muchas cosas, por lo menos ahorita estamos disgustados desde anoche y en vez de que las cosas después de un año y siete meses caigan, las cosas suben.-

Es un hombre de familia y por eso sabe que no puede pedirle mucha paciencia a la suegra y que es mejor no forzar las cosas, también sabe que aunque tener hijos suene tentador, el mundo no está preparado para familias normales como las que podría establecer él.

- Los niños son muy lindos, muy hermosos y los quiero mucho. Yo digo que son el regalo más grande que hay en la vida y en una familia pero lo de los niños es una responsabilidad muy grande. Personalmente no le hubiera tenido hijos a nadie (o sea si pudiera) pero en este momento estoy tan enamorado que a esa persona sí se los tendría. Volviendo al tema, uno no vive del qué dirán y sí, adoptar es una opción rico, pero en el hogar es una cosa, se les está dando una imagen, una crianza, listo buen ejemplo pero resulta que cuando salen por decir al Kinder, a la escuela, allí es donde va a empezar todo que hasta sicológicamente se van a enfermar ellos. Muchos están en la pelea pero lo que hay que mirar es ese otro espacio. De sólo imaginarme esas cosas y de pensarlas yo digo que no, mejor dejemos las cosas así.-

Entonces está claro que normal puede ser particular al mismo tiempo porque ese es simplemente el orden de las cosas, porque una persona puede ser al mismo tiempo hijo de Guacarí, católico, apostólico y romano y de vez en cuando, si hay un escenario cerca, Mayra Alejandra a secas y sin mayor compromiso.

Jhon Jairo Echeverry. Foto de Camilo Osorio / Revista Carreta
- Resulta que cuando estaba pequeño pasaban una novela que se llamaba Topacio. En esa época yo molestaba con un mono, un carnicero de por la casa y a él le decían Jorge Luis y a mi Topacio, a mí ni me gustaba Topacio. Dije que no me molestaran con eso pero pues sin enojarme. Una vez estábamos en el parque, varios sardinos y estábamos hablando de eso y me preguntaron que  cuáles eran los nombres que me gustaban a mí, yo dije que Mayra Alejandra por la protagonista de otra novela de esa época que sí me gustaba que se llamaba Leonela. Entonces ellos empezaron a llamarme Mayra. Luego cuando estábamos en mí primera presentación vestido de mujer, yo dije aquí fue.-

Finalmente Jhon Jairo es un  hombre y eso es lo importante. Más allá de lo normal y de lo extraño, está ese deseo de levantarse todos los días en su tierra, de trabajar por el pueblo que adora y de seguir viendo los rostros, oyendo las voces que a veces no dicen nada bueno pero, que a fin de cuentas son las voces que ha escuchado toda su vida y dar las gracias, eso también lo sabe y lo hace siempre que puede porque ser guacariceño no siempre es fácil o bonito o cómodo, pero siempre deja en la boca ese saborcito de un cholado en el parque cuando está haciendo calor .

- Yo digo una cosa, que uno ante todo debe ser agradecido, porque si son agradecidos los que no son nacidos y que llegaron y lo quieren, uno debe ser agradecido con la tierra que lo vio nacer, donde consiguió lo que pudo tener. Porque si uno no defiende su terruño no estamos en nada.-


La danza evoluciona, así mismo lo hace la ciencia, la ingeniería y la medicina. Pero en nuestro municipio nos hemos encargado de evitar que esta trascienda impidiéndole  al resto de la comunidad empaparse de nuevas técnicas,  estilos y  tendencias  para estar a la par con los procesos de este arte en nuestro país.

Jorge Iván Tascón
Para un municipio que tiene un festival tan reconocido como el Latinoamericano de Danzas Folclóricas y que cuenta con un semillero de más de ocho grupos que “forman” bailarines, sería significativo hablar  de la danza, pero hay quienes creen que hacer danza es colocarse una falda larga y salir a moverse sosteniendo una vela, olvidando la historia y la fundamentación  original para ejecutarlo.

Carecemos por completo de instituciones o academias responsables de brindar una formación integral, que cuente con docentes idóneos y que se preocupen por realizar trabajos de investigación en pro de la danza.

Los guacariceños desconocen por completo otros tipos de danza. Nuestra comunidad se asombraría al ver que lo que se ve por televisión en canales europeos también se puede realizar aquí, y que en vez de seguir viendo El Mirindulo y  La Moña, podríamos apreciar  un Don Quijote o un Lago de los Cisnes en puntas de ballet y grandes creaciones de contemporáneo, moderno, jazz, tap, urbano y danza tradicional.

Así podríamos  reformar un público al que algunos años atrás grandes agrupaciones de Colombia le temían por sus críticas profesionales; público  acostumbrado a excelentes presentaciones, pero que hoy se convierte en sólo una masa conformista que no hace nada por tratar de mejorar el estado de la danza, arte  que por tantos años ha caracterizado e identificado a nuestro municipio.

Para nadie es una mentira que en los últimos años el nivel de nuestro festival cayó en un porcentaje significativo;  quizá y me atrevería a decir que es por falta de profesionalismo al momento de desarrollarlo, pues  aún en nuestro municipio no existe el personal idóneo, por lo cual siempre se tiene que pedir ayuda de gente externa, con mayor conocimiento en el campo, invisibilizando a quienes nos hemos formado en el arte y  podríamos  contribuir a sacar  este proyecto adelante.

Fácilmente se culpabiliza la caída del Festival  a la falta de presupuesto, pero para muchos no es un secreto que el municipio tiene ingresos de montos para cultura y pocas veces se ejecutan. Tampoco hay un plan serio que lo refuerce como atractivo turístico o patrimonio cultural inmaterial y así recuperar un evento que estuvo a la altura de grandes citas artísticas en el mundo, siendo nombrado por la Cioff Internacional (Consejo Internacional  de Festivales Folklóricos) y la Unesco de status B.

La producción técnica del festival ha bajado, la comodidad y bienestar de los artistas es menor y las actividades que se realizaban tradicionalmente durante 15 años están desapareciendo.

Todo esto con tal de salir de paso y demostrar que este año sí se hizo el Festival.  Guacarí estaba acostumbrada  a ver espectáculos de gran calidad como los que nos mostraban el Ballet de Colombia, el Ballet de Antioquia y grupos como el Ballet El triunfo de Argentina, Ballet Tungurahua de Ecuador, el Bafut de Chile, Cidán Mi Perú, Venezuela Viva, la Lotería de Panamá, Ballet Nacional de México y otras excelentes compañías. Hoy nuestra tarima se llena con un grupo internacional y  un grupo nacional. 

Grupo de Danzas de la Casa de la Cultura de Guacarí, durante su presentación del  2011.
Los grandes festivales europeos llaman a sus Festivales Mundiales, porque se encargan de reunir a casi 50 países en torno a actividades dancísticas. Nosotros, con un Festival Latinoamericano, vemos grupos de baja calidad subirse a un escenario que antes era un privilegio pisar.

La madera del reconocido Teatro al Aire Libre que se levanta cada noviembre, terminó pudriéndose en algún potrero, por malos manejos administrativos. Ahora bailamos en una tarima regular de la Industria de Licores.

Por eso nos convendría considerar a nuestro Festival patrimonio cultural del municipio y no un evento descentralizado cuyo futuro depende de los intereses del gobernante de turno. Pese a las críticas en la función de la hoy desaparecida institución Prodanza, sus integrantes legitimaron el logo Huakar de Oro como un verdadero premio a la calidad artística de cada grupo. Hoy el Huakar de Oro no es más que un logo sin nombre que se añade a los afiches.

A lo largo de mi vida he viajado durante casi 9 años por  distintos festivales y era muy gratificante ver como en otros rincones de nuestro país había un pedazo de  Guacarí, representado en un trozo de madera como el gran Huakar de Oro, entregado desde 1993 cuando se declaró como ganador de ese año a México. Hace dos hace dos años que el Huakar no se entrega.

Así como también se perdió la tradición de realizar afiches de excelente calidad. Muchos guacariceños coleccionan los afiches como piezas de arte, los exhibían en sus casas. Era muy difícil conseguir una copia. Hoy no son más que papel de colgadura.

El Festival Latinoamericano de Guacarí estimuló la creación de eventos con características similares en municipios como Florida, Buga, Yumbo, El Cairo y Cali, pero también inspiró al  Festival Cultural Barinas en Venezuela, Festival Iberoamericano La Mitad del Mundo y  al Falcons en  Ecuador, Fongal en  Perú y proyectos que aún se están gestando como el Festival Internacional del Bafolaut en Chile.

Guacariceños la danza no es sólo cumbia y currulao, llegó la hora de dar un paso mas allá al verdadero significado de esta palabra, así que como  dijo durante muchos años un eslogan de nuestro festival: “DANCEMOS”.

Jorge Iván Tascón 
Técnico profesional en Danza Folclórica Colombiana, 
Instituto Popular de Cultura, Cali

Estudiante de la Academia Superior de Artes de Bogotá 
Director Artístico del grupo de Danzas Estampas de Mi Tierra de Guacarí

Columna publicada en la edición número 1 de Revista Carreta, abril 2012.


Este no es un aviso político, ni un llamado a mis compatriotas. Es una carta más, de esas que muchos náufragos en varios libros han tirado al mar.

El 13 de Junio de 2012, el árbol de Guacarí murió nuevamente. Revivió en el 93 cuando David Manzur lo acuñó en una obra pictórica que miles de colombianos han manoseado durante 19 años en la moneda de 500 pesos. Pero desde esta semana, la moneda con la imagen del gigantesco Samán de Guacarí pasará al poder de la Rana de Cristal.

Diseños de las monedas de 500 pesos en 1993 y 2012El nuevo diseño de las monedas de 50, 100, 200, 500 y 1.000 pesos propone poner en sus manos a las especies de la flora y fauna nacional que se encuentran en vía de extinción: la guacamaya bandera, la tortuga caguama, la rana de cristal, el oso de anteojos y el frailejón.

La nueva restructuración de la moneda nacional además se afama de ser ecológica, muy de moda en las épocas de la contaminación. Y ustedes mismos han visto el nuevo diseño, de un lado para otro, en álbumes de Facebook.

Pues bien, yo soy de los que no está contento. No tengo nada en contra del ideal de rescatar los valores ecológicos de la nación, pero me duele que la novedad borre todos nuestros recuerdos.

La rana de cristal es una especie maravillosa: un pequeño anfibio de piel transparente a través de la cuál se pueden ver todos sus órganos; existe por toda surámerica, y en Colombia fue hallado en las montañas de la Serranía del Darién.

Este hermoso animal reemplazará a un árbol que murió hace 23 años en Guacarí, municipio del centro del Valle del Cauca, el cuál cubría todo el perímetro del parque principal con sus ramas y espeso follaje, hasta que una enfermedad lo derrumbó, partiéndo su tronco por toda la mitad. Para ustedes fue un árbol más, indiferente como la rana hasta hoy.

Para nosotros es un símbolo vivo de lo que somos. Para Guacarí ese árbol nunca murió, marcó tanto la vida del pueblo, que ha sido imposible que nos olvidemos de él.

Por eso hemos tratado de que toda Colombia se entere de lo importante que fue nuestro Samán, a través del necesario canje monetario. Y aunque para los líderes del municipio, este tal vez es un tema inocuo, para mi es un atrevido ataque a mi memoria.

Todos lloramos a nuestros muertos, y más si se mueren dos veces. Por el rechazo a olvidar al Samán de Guacarí: larga vida a la Rana de Cristal.

Camilo Osorio Sánchez
Director de Revista Carreta
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Camilo Osorio
Comunicador Social - Periodista de la Universidad del Valle. Periodista web del diario El País de Cali. Estudiante de Maestría en Innovación Social. De Guacarí, oís. Twitter: @camilo_osorio1
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